Hace años, en un curso al que asistí, se nos invitó a reflexionar en un símbolo que para nosotros representara la muerte. Hasta ese momento, no me había detenido a pensar en ello: Cuál es mi símbolo para la muerte?. Para una persona era la cruz, para otra una espiral, para otra, la oscuridad.
Alexandra Mejía
Después de unos minutos de reflexión, vino a mi mente la imagen del mar. Soy aficionada al buceo, actividad que practico con entusiasmo y cierta regularidad, ¡me encanta¡
El mar es misterioso, desconocido, es profundo y complejo, lleno de vida, de una vida con una variedad increíble; a veces, su superficie está en calma, te puede arrullar el lento vaivén de las olas; pero otras veces, está agitado, las olas se levantan y parece que fueran a arrasar con todo lo que se ponga por delante.
El mar nos atrae, pero al mismo tiempo, nos infunde respeto y temor. Y ante todo, el mar es de una belleza increíble, la belleza de la naturaleza pura. Y así es la muerte: es un misterio, “la gran desconocida”, por eso nos infunde temor.
La muerte es profunda y compleja: profunda porque afecta a lo mas hondo de la persona y compleja porque hay muchos modos de morir, así como hay muchos modos de vivir. En el proceso de morir, la persona pasa por una serie de reacciones emocionales, diferentes sentimientos: desde la negación, a la rabia y el revelarse contra todo y contra todos; la tristeza y apatía y finalmente la paz y tranquilidad que dan la aceptación del momento. Y lo que no deja de sorprenderme es que en medio de situaciones feas y dolorosas como se dan en el proceso de morir, pueda haber belleza. La belleza del amor compartido, del cuidado, de la entrega de los familiares, del esfuerzo, de despedidas suaves, llenas de sentido y sentimiento, como he tenido el privilegio de presenciar en tantas ocasiones.
Y para ti: Cuál es tu símbolo para la muerte? El meditar en esto te puede dar una idea de tus sentimientos hacia la muerte.”
La Dra Alexandra Mejia es Médica Internista, Master en Cuidados Paliativos, con más de 15 años de experiencia dedicada a la atención de enfermos frágiles, ancianos y enfermos al final de la vida; ha trabajado en unidades de Cuidados Paliativos hospitalarias y domiciliarias y en residencias de ancianos.
Actualmente reside en Mallorca, trabaja en el servicio de Cuidados Paliativos del Hospital San Juan de Dios y en la Residencia DOMUSVI (Santanyi).
Practicante Budista desde hace 25 años, vinculada a la FPMT, ha recibido enseñanzas de maestros tibetanos, como Lama Zopa Rimpoche, S.S el Dalai Lama, S.S Sakya Trizin, Gueshe Jampa Gyatso, Tulku Lobsang Rimpoche, y otros maestros de budismo tibetano; también ha realizado retiros de meditación y tantra budista, bajo la guía de Kyabje Lama Zopa Rimpoche.
Es fundadora y coordinadora de la Asociación Potala Hospice, grupo de voluntariado que ofrece apoyo y acompañamiento a enfermos crónicos avanzados y en Cuidados Paliativos. La Asociación cuenta hoy en día con tres grupos de voluntarios en Madrid, Barcelona y Valencia. Actualmente Potala Hospice está vinvulado a la FPMT, como grupo tutelado por el Karuna Hospice (Australia).