Así, el que tiene paciencia debe desarrollar entusiasmo, porque el despertar está en aquellos que se esfuerzan.
Shantideva
Lo mismo que no hay movimiento sin viento, no hay mérito sin entusiasmo.
Por asombroso que parezca, Geshe Tenzin Zopa nació en 1975. Y es sorprendente porque su bagaje espiritual bien podría ser el de un anciano cargado de décadas y décadas de profunda sabiduría. No es de extrañar que toda su vida haya tenido como pilar fundamental a uno de esos seres santos, el Lama Konchok, hasta el punto de ser éste quien le dio la vuelta justo antes de nacer para evitar un parto de nalgas. Tan sólo dos años más tarde, ya le había enseñado el alfabeto tibetano, seguido a lo largo de su infancia de oraciones budistas, comentarios filosóficos, sutra, tantra…
Aunque eran una familia nómada, su vida giraba en torno al valle de Tsum, en Nepal, cerca de la choza en la que el maestro solía vivir y meditar, y a la que el niño subía siempre que tenía ocasión. Cuando tenía siete años su padre se empeñó en que debía casarse y dedicar su vida a trabajar y mantener una familia, pero aquello no tenía futuro. Su hijo ya había decidido que quería servir a su querido lama, convirtiéndose en su más fiel discípulo y asistente personal.
En 1984, se ordenó como monje en el monasterio de Kopan, en Kathmandú, donde estudió idiomas, artes, danzas ceremoniales, rituales tántricos, filosofía… Todos sabían que Tenzin Zopa no era un estudiante cualquiera. Su conexión con Lama Konchok era tan fuerte y su potencial espiritual tan excepcional, que no se le permitió jugar con otros niños del monasterio, sino que permanecía dedicado a los maestros y a la enseñanza del Buda en todo momento, cosa que no le disgustaba en absoluto.
Con quince años se mudó a la universidad monástica de Sera Je, al sur de la India, donde residió hasta pasada la treintena excepto cuando viajaba para estudiar y viajar con el maestro, para quien actuaba también como intérprete de inglés. Resultó ser un estudiante sobresaliente. Durante el tiempo que pasó en Sera Je, siempre estuvo entre los cinco mejores estudiantes de entre más de cinco mil monjes. Era el mejor en debate, escritura y memorización, logrando su diplomatura como Geshe con facilidad y en sólo diecisiete años, cuando lo habitual son veinte años o más. De hecho, fue Su Santidad el Dalai Lama quien decidió que podía dar por completados sus estudios de forma anticipada. Desde entonces, su vida está dedicada a difundir incansablemente el Dharma alrededor del mundo, atender los deseos de Su Santidad y de Lama Zopa Rimpoché, mantener distintos proyectos religiosos en su región natal y, por encima de todo, ocuparse de atender todas las necesidades de Tenzin Phuntsok Rimpoché, la reencarnación de su preciado gurú, nacido en octubre de 2002 y quien en la actualidad es un extraordinario maestro por derecho propio.
La devoción de dos discípulos israelíes les llevó a documentar, durante más de cinco años, la misión a la que se enfrentaría Geshe Tenzin Zopa: Siendo el más íntimo estudiante de Lama Konchok, recaía sobre él la responsabilidad de localizar su reencarnación. A pesar de dudar de su capacidad para conseguirlo, el ánimo de otros lamas, el poder de las oraciones, técnicas ancestrales de adivinación y la intuición que sólo una fortísima conexión kármica podía proporcionarle surtieron efecto. Este emocionante reencuentro vio la luz en 2008 en forma de documental, con el título “Unmistaken Child”, que desde entonces ha acumulado una docena de premios tanto de academias de cine como en festivales independientes.
Tras pasar un tiempo como maestro residente en uno de los centros de Lama Zopa Rimpoché en Malasia, en la actualidad Geshe Tenzin Zopa reside en Australia, desde donde sigue enseñando a discípulos de todo el mundo tanto en multitud de viajes como a través de internet.